Nos afanamos en la vida por conseguir logros profesionales, superar objetivos empresariales, batir a la competencia a toda costa, en definitiva, nuestra vida muchas veces se resume en perseguir cosas y metas materiales.
Esto es algo no sólo lícito sino bueno y recomendable para generar progreso, calidad de vida, “felicidad”, pero sólo si es un medio y no un fin en sí mismo.