Un reconocimiento a una vida dedicada a la cocina
La gastronomía española está viviendo un momento de esplendor y, en este panorama, hay nombres que brillan con luz propia. Uno de ellos es el de Pepa Muñoz, chef y propietaria de El Qüenco de Pepa, un restaurante convertido en templo gastronómico en pleno barrio de Chamartín, Madrid.
Recientemente, Muñoz ha recibido el Premio Cervantes Gastronómico 2025, galardón que reconoce no solo su trayectoria culinaria, sino también su compromiso social y cultural. Este premio se suma a una larga lista de distinciones que avalan su influencia en el mundo de la alta cocina.
Además, la cocinera madrileña preside desde 2019 la Federación de Asociaciones de Cocineros y Reposteros de España (FACYRE) y es embajadora en España de la ONG World Central Kitchen, liderada por el chef José Andrés. De este modo, combina con maestría el oficio culinario con una vocación solidaria que trasciende los fogones.
La historia de un sueño compartido
El Qüenco de Pepa nació en 2003 de la mano de Pepa Muñoz y su esposa y socia, Mila Nieto. Desde sus inicios, el restaurante fue concebido como una prolongación de su filosofía vital: respeto al producto, sencillez en la cocina y honestidad en cada plato.
Con el paso de los años, el local de la calle Henri Dunant se ha convertido en un referente gastronómico en Chamartín. No se trata únicamente de un espacio para comer, sino de un lugar donde la tradición y la innovación conviven con naturalidad.
Por otro lado, el restaurante se ha consolidado como punto de encuentro de personalidades de la cultura, la política y la sociedad madrileña, sin perder nunca su esencia familiar y cercana.
Un restaurante con identidad propia
El comedor de El Qüenco de Pepa transmite luminosidad y calidez. Tonos blancos, una decoración sobria y un ambiente acogedor invitan a disfrutar de la comida sin artificios. En verano, la terraza ofrece un espacio privilegiado en el corazón de Chamartín.
Este entorno armonioso no es casualidad. Responde a la visión de Pepa Muñoz, que entiende la gastronomía como una experiencia integral: no basta con ofrecer un plato excelente, hay que generar un entorno donde la hospitalidad y la comodidad sean tan importantes como los sabores.

La huerta de Ávila: el alma de la despensa
Uno de los mayores orgullos de la chef es su huerta ecológica en Ávila, donde se cultivan tomates de semillas antiguas, algunas con más de 70 años de historia. Sin químicos y con un profundo respeto por la tierra, de allí llegan los productos que dan vida a sus recetas.
Gracias a esta despensa propia, Muñoz garantiza la frescura y autenticidad de cada plato. En definitiva, el campo se convierte en protagonista, trasladando a la mesa los sabores más puros y honestos de la gastronomía española.
Además, la chef reivindica la importancia de recuperar sabores olvidados, de dar protagonismo al producto de proximidad y de dignificar la cocina sencilla pero bien ejecutada.
Una carta que respira tradición y temporada
La propuesta gastronómica de El Qüenco de Pepa se articula en torno a la cocina de mercado y de temporada. Entre sus especialidades destacan:
- El arroz con gurumelos y foie, un clásico que resume la filosofía de la casa.
- Los pescados del Cantábrico, que llegan a diario para garantizar su frescura.
- Las frituras andaluzas, con puntillitas, chocos y acedías que remiten a las raíces de la chef.
- Las carnes premium de Galicia y Ávila, tratadas con mimo y respeto.
- Las anchoas de Santoña, elaboradas en la propia casa con un cuidado artesanal.
Asimismo, los platos de cuchara, la casquería tradicional y los postres caseros completan una carta que cambia con las estaciones y sorprende con sugerencias fuera de menú, siempre adaptadas al mejor producto disponible.
Un equipo comprometido con la excelencia
Detrás de Pepa Muñoz hay un equipo de más de 50 personas que comparten su misma pasión por la gastronomía. Desde el jefe de cocina hasta los responsables de sala, cada miembro aporta profesionalidad y cercanía.
La chef insiste en que el éxito de El Qüenco de Pepa es fruto del trabajo colectivo, de un engranaje humano donde todos se sienten parte de un proyecto mayor.
Además, esta dimensión humana se refleja en la atención al cliente: quien cruza la puerta del restaurante no solo disfruta de una comida, sino de una experiencia personal que invita a volver.
La filosofía de una chef con alma
Si hay tres palabras que definen a Pepa Muñoz son: dedicación, sencillez y sensibilidad. Para ella, la cocina es un acto de amor, una forma de transmitir valores y emociones.
Su libro Un puchero de verdades recoge esta visión personal, entrelazando recuerdos familiares, reflexiones sobre la vida y recetas que ponen en valor la tradición culinaria española.
Por otro lado, su compromiso social la ha llevado a liderar proyectos solidarios y a utilizar la gastronomía como herramienta de transformación. Su trabajo con World Central Kitchen es una muestra de cómo los fogones pueden alimentar tanto cuerpos como esperanzas.
En definitiva, Pepa Muñoz ha construido mucho más que un restaurante. Con El Qüenco de Pepa, ha tejido un espacio donde tradición y modernidad se dan la mano, donde el producto local alcanza su máxima expresión y donde cada detalle habla de autenticidad.