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Burdeos, el nuevo lenguaje de la elegancia contemporánea

POR REDACCIÓN

Un color con historia que vuelve a brillar

El burdeos nunca desapareció del todo. Desde hace décadas ha sido sinónimo de lujo, sofisticación y tradición. Sin embargo, este otoño se convierte en mucho más que un color recurrente: se erige como el verdadero símbolo de un nuevo modo de entender la elegancia. Ya no hablamos de un tono reservado a las grandes galas o a los abrigos invernales, sino de una alternativa cotidiana, versátil y refinada que se cuela en pasarelas, escaparates y calles.

Del lujo estridente al lujo silencioso

En los últimos años, la moda ha transitado de la ostentación hacia lo que se conoce como “quiet luxury”. Es decir, prendas bien confeccionadas, de materiales nobles, que prescinden de logotipos llamativos para centrarse en la calidad y la discreción. En ese marco, el burdeos encaja a la perfección: no busca acaparar miradas con un grito de color, pero tampoco se diluye en la sobriedad absoluta. Además, aporta la dosis justa de intensidad, convirtiéndose en el equilibrio que muchos consumidores demandan.

Las pasarelas lo confirman

Prada lo ha colocado en el corazón de su colección otoño-invierno con abrigos de corte arquitectónico y bolsos rígidos que recuerdan que lo clásico puede reinventarse. Ferragamo, por su parte, lo presenta en accesorios y calzado que transforman cualquier conjunto básico en una apuesta sofisticada. Gucci y Bottega Veneta, que ya lo habían rescatado en temporadas anteriores, confirman así que no se trata de un capricho momentáneo, sino de una tendencia consolidada.

De hecho, no es casual que, en un mundo saturado de estímulos visuales, las casas de moda recurran a este color. El burdeos tiene la capacidad de transmitir riqueza y calidez sin resultar excesivo, ofreciendo una alternativa elegante al omnipresente negro.

Del vestidor a la vida diaria

Aunque su reinado comenzó en las pasarelas, el burdeos ya se ha instalado en la calle. Bolsos estructurados, mocasines, botas altas y cinturones en este tono aparecen como aliados infalibles en estilismos urbanos. Además, la moda de diario también lo ha adoptado en piezas de punto, chaquetas oversize y vestidos midi que convierten un atuendo sencillo en una propuesta cargada de personalidad.

En belleza, la tendencia no se queda atrás: labios en tonos vino, uñas borgoña y sombras rojizas acompañan la narrativa de un otoño elegante y sofisticado. En consecuencia, el maquillaje se convierte en un eco del mismo mensaje: menos ruido, más carácter.

Cómo llevarlo sin miedo

Uno de los grandes aciertos del burdeos es su capacidad de combinar con una amplia gama de tonos. Con beige o crema adquiere un aire clásico; con gris o negro gana en intensidad; y con tejidos como el terciopelo o el cuero alcanza una dimensión casi teatral. Por lo tanto, no se trata de un color difícil, sino de un aliado flexible que se adapta a diferentes estilos.

Asimismo, incorporarlo en accesorios permite jugar con el color sin necesidad de arriesgarse con un total look. De este modo, un bolso burdeos, unos zapatos de charol o incluso un cinturón pueden marcar la diferencia en un conjunto sencillo.

Más que un color, una declaración de estilo

En definitiva, cada temporada necesita un símbolo. Y este otoño el burdeos encarna un mensaje claro: la sofisticación no necesita excesos. Vestirlo es elegir una postura ante la moda y, de algún modo, ante la vida. Es un recordatorio de que la verdadera elegancia se encuentra en la coherencia, en los detalles y en la capacidad de transmitir sin necesidad de gritar.

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