Una joya renacida en la Riviera italiana
En lo alto del promontorio de Punta Caiega, entre el azul intenso de Paraggi y la sofisticación eterna de Portofino, se alza Villa Beatrice. No se trata solo de una propiedad de ensueño, sino de un símbolo que une historia, arte y hospitalidad de ultra lujo. Así, Belmond, bajo el paraguas de LVMH, ha devuelto a la vida esta residencia privada, inaugurando una nueva era de exclusividad en el Mediterráneo.
Historia con huella aristocrática
Para comprender la esencia de Villa Beatrice, conviene retroceder a 1913, cuando el industrial Attilio Odero encargó al arquitecto Gino Coppedè la construcción de una residencia que combinara elegancia y modernidad. Desde entonces, la villa ha sido testigo de generaciones ilustres: primero los Odero, después Enrico Piaggio, hasta llegar a la familia Costa-Ardissone. Finalmente, tras décadas de discreción, Belmond la ha adquirido para transformarla en un santuario contemporáneo.
Arquitectura entre tradición y vanguardia
En primer lugar, la villa deslumbra por su estilo ecléctico, con logias, torres y frescos originales restaurados con minuciosidad. A ello se suma la intervención del Martin Brudnizki Design Studio, que ha sabido conjugar mármoles locales, artesanía ligur y mobiliario de diseño internacional. De este modo, cada estancia transmite una armonía perfecta entre memoria histórica y modernidad refinada.
Jardines y entorno natural
Más allá de sus muros, la obra del paisajista Marco Bay embellece la experiencia. Con terrazas escalonadas y vegetación mediterránea, los jardines invitan al paseo contemplativo. Además, desde la torre panorámica, las vistas abarcan desde las Cinque Terre hasta el puerto de Portofino, regalando perspectivas únicas que cambian con la luz del día.

Experiencia a medida
Por otra parte, Villa Beatrice no se limita a la belleza arquitectónica. La experiencia es integral:
Capacidad exclusiva para un solo grupo de hasta 10 personas.
Suites decoradas con estilo sobrio y materiales nobles.
Piscina privada, acceso directo al mar y gimnasio con zona de bienestar.
Servicio personalizado con chef, mayordomo y propuestas de ocio a la carta: desde clases de cocina italiana hasta observación de estrellas con astrónomo.
De este modo, la estancia se convierte en un viaje íntimo, diseñado al compás del dolce far niente italiano.
El poder de la exclusividad
Finalmente, Villa Beatrice representa mucho más que un retiro. Es la primera villa privada dentro del portafolio de Belmond, lo que subraya su apuesta por la ultra exclusividad. En consecuencia, se ha consolidado como un nuevo ícono del turismo de élite, capaz de seducir a los viajeros que buscan discreción absoluta y experiencias irrepetibles.
Entre tradición y vanguardia, entre intimidad y espectáculo, Villa Beatrice se perfila como la cúspide del lujo mediterráneo. Un lugar donde el tiempo se detiene y la belleza se convierte en estilo de vida.