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La corona de Rolex: Símbolo de excelencia y distinción

POR REDACCIÓN

En el universo de la alta relojería, pocas marcas encarnan el lujo con tanta fuerza como Rolex. Su emblema, la inconfundible corona de cinco puntas, no es solo un logotipo: es una declaración de maestría técnica, exclusividad y elegancia atemporal. Desde su creación, esta insignia se ha convertido en un símbolo de poder y perfección que trasciende el tiempo.

El origen de una corona con historia

Para comprender el valor de la corona de Rolex, conviene mirar atrás. A principios del siglo XX, la firma suiza comenzó a consolidarse como referente de precisión y fiabilidad. Poco después surgió su icónica corona, concebida como representación de la victoria y la excelencia.
En efecto, el lema “una corona para cada éxito” resume la visión de Hans Wilsdorf, fundador de la marca: ofrecer relojes dignos de quienes buscan conquistar metas.
Además, con el paso del tiempo, la corona pasó de ser un símbolo visual a convertirse en un elemento funcional clave dentro de cada reloj.

Innovación y técnica: la corona como pieza maestra

Más allá de su significado estético, la corona de cuerda —situada habitualmente a las tres en punto— desempeña un papel esencial en el mecanismo del reloj.
Por ejemplo, gracias a los sistemas Twinlock y Triplock, la marca garantiza una hermeticidad excepcional. Estos desarrollos, introducidos en 1953 y 1970 respectivamente, incorporan dos o tres zonas de sellado que protegen el movimiento de polvo y humedad.
De este modo, la corona no solo simboliza el lujo, sino también el dominio técnico que distingue a Rolex. Cada detalle, desde los puntos grabados bajo el logotipo hasta el tacto preciso al enroscarla, refleja un compromiso absoluto con la ingeniería relojera.

De la funcionalidad al mito

A medida que Rolex evolucionó, su emblema se transformó en un icono cultural. En el imaginario colectivo, la corona representa estatus, éxito y perfección.
Así, ver su silueta sobre la esfera o en la corona de cuerda despierta de inmediato una asociación con el prestigio y la excelencia suiza.
Además, en un mercado saturado de marcas de lujo, la corona de Rolex sigue siendo un signo de autenticidad y pertenencia a una élite discreta pero reconocible.

Un emblema que sigue reinando

En la actualidad, la corona continúa coronando los nuevos modelos de Rolex, acompañando a materiales innovadores, calibres de última generación y diseños refinados.
Por otra parte, su presencia constante en campañas y eventos de alto perfil —desde el tenis hasta la navegación— refuerza su condición de símbolo global del éxito.
En definitiva, la corona de Rolex no es un simple adorno: es la síntesis de un siglo de precisión, artesanía y visión. Representa la promesa de que cada segundo puede vivirse con elegancia, y que la verdadera realeza del tiempo se lleva en la muñeca.

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