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Fernando de Noronha: Un santuario ecológico frente a la costa de Brasil

POR REDACCIÓN

Ubicado a unos 350 km de la costa noreste brasileña (recientemente confirmado como 354 km desde Recife), Fernando de Noronha es un archipiélago volcánico formado por 21 islas, de las cuales solo una está abierta al turismo; las demás están protegidas como parque nacional marino.

Desde 2001, la UNESCO lo reconoce como Patrimonio Natural de la Humanidad por su ecosistema marino excepcional, hogar de tortugas, tiburones, túnidos y cetáceos como delfines y ballenas.El archipiélago también cuenta con el Parque Nacional Marinho, establecido para proteger su biodiversidad marina.

Conservación y turismo regulado

Noronha ha desarrollado políticas ambientales rigurosas para conservar su frágil ecosistema. Desde el cobro de una tasa diaria de preservación ambiental (TPA) de R$ 101,33 por persona en 2025 (un aumento del 4.2 % desde los R$ 97,16 anteriores), hasta limitar el número de visitantes simultáneos y controlar el acceso a playas sensibles.

Un estudio de capacidad de carga turística, promovido por la administración local y el ICMBio, ayuda a determinar cuántos visitantes puede soportar la isla sin comprometer su infraestructura o ecosistema.

Además, el Proyecto Golfinho Rotador, activo desde 1990, monitorea diariamente a los delfines‑rotadores en la Baía dos Golfinhos. Este esfuerzo combina investigación, educación ambiental y participación comunitaria para proteger esta emblemática especie.

Encuentros con delfines: un espectáculo natural

Los delfines‑rotadores (Stenella longirostris) son la estrella de Noronha. Se reúnen en la Baía dos Golfinhos cada tarde, exhibiendo saltos acrobáticos y movimientos sincronizados que enamoran a visitantes y científicos por igual. Los turistas pueden observarlos desde miradores estratégicos: no está permitido nadar o interactuar directamente, pero sí se ofrecen charlas educativas y binoculares para avistamientos seguros.

Los tours en barco desde la isla ofrecen perspectivas inolvidables: la experiencia combina entretenimiento, conciencia ecológica y respeto por la fauna marina.

Baía do Sancho: la playa premiada del archipiélago

Nombrada varias veces como la mejor playa del mundo por los viajeros de TripAdvisor y otros galardones, Baía do Sancho es una joya natural de aguas verde‑esmeralda, arena blanca y acantilados con vegetación nativa.

Se accede a ella bajando una escalera incrustada en los acantilados que desciende hasta una piscina natural casi virgen; sus lajes rocosas cercanas albergan rica fauna marina, lo que la convierte en un santuario de snorkel ideal. Entre febrero y junio, durante la temporada de desove de tortugas marinas, se forman dos cascadas temporales que fluyen desde los acantilados y el acceso está restringido en horarios nocturnos (18 h a 6 h) para proteger a las especies reproductoras.

Vida marina y actividades

La visibilidad bajo el agua en Noronha puede superar los 50 metros, lo que permite observar con claridad peces arrecifales, tortugas, tiburones y delfines sin necesidad de traje de neopreno debido a la corriente cálida ecuatorial.

El buceo es una actividad destacada: puntos como la piscina natural de Atalaia, el naufragio de la Corveta Ipiranga (a 62 m de profundidad) o la laje de Boldró permiten inmersiones fascinantes, siempre bajo supervisión de operadores locales autorizados.

El turismo no sacrifica la sostenibilidad: programas como Noronha Plastic Zero y esfuerzos comunitarios buscan reducir la contaminación, eliminar especies invasoras y restaurar hábitats naturales.

Un destino consciente en 2025

En 2025, Fernando de Noronha destaca como un modelo global de turismo ecológico y responsabilidad ambiental. Gracias a su manejo cuidadoso, políticas integradas y participación de la comunidad, el archipiélago combina desarrollo turístico con conservación natural.

El balance entre belleza escénica, vida marina vibrante —delfines, tortugas, tiburones— y prácticas sostenibles lo convierte en una experiencia única. Ya sea admirando los acrobáticos delfines en la Baía dos Golfinhos o buceando en las aguas cristalinas de la premiada Baía do Sancho, una visita a Noronha deja huella en la memoria eco‑consciente del viajero.

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