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El exclusivo iceberg residencial frente al mar en Dinamarca

POR REDACCIÓN

En el corazón del nuevo distrito portuario de Aarhus Ø, en Dinamarca, se levanta un conjunto residencial que parece emerger del mar: Isbjerget, conocido como El Iceberg. Su perfil dentado, su color blanco brillante y los balcones de vidrio azul evocan la imagen de un bloque de hielo flotando junto al agua. Además, su diseño está pensado para que todas las viviendas disfruten de luz natural y vistas hacia la bahía, reflejando una filosofía arquitectónica centrada en la convivencia con el entorno.

Ubicación y contexto urbano

Isbjerget se encuentra en Mariane Thomsens Gade, dentro de un antiguo puerto de contenedores que fue transformado en un moderno barrio de viviendas, oficinas y espacios culturales. Por consiguiente, el complejo no es una pieza aislada, sino parte de un ambicioso plan de regeneración urbana que ha convertido en un símbolo de innovación y sostenibilidad.

Inspiración y forma

El nombre Isbjerget significa iceberg en danés, y su figura reproduce la geometría irregular y fragmentada de los témpanos de hielo. Las alas del edificio se disponen en forma de L, generando picos y valles que garantizan la entrada de luz y vistas al mar incluso en las viviendas más interiores. Las fachadas, revestidas de terrazo blanco, reflejan la luz nórdica, mientras que los balcones de vidrio azulado crean un efecto cambiante que imita el hielo bajo el sol.

Tipologías y materiales

El Iceberg alberga 208 apartamentos de distintas tipologías: desde viviendas compactas de 55 metros cuadrados hasta amplios áticos de más de 200 metros. Entre ellos se incluyen dúplex, casas adosadas y apartamentos de doble altura. Los materiales empleados, como el hormigón blanco y el vidrio de distintas transparencias, no solo aportan una estética limpia, sino que también garantizan durabilidad y eficiencia energética.

Vida urbana y sostenibilidad

Aunque el proyecto nació antes del auge del diseño sostenible, sus estándares de aislamiento y ventilación superaban los requisitos nacionales de la época. Asimismo, el conjunto está pensado para fomentar la vida comunitaria: los patios, las calles interiores y las terrazas compartidas actúan como puntos de encuentro entre vecinos. De este modo, el Iceberg se convierte en un modelo de convivencia urbana y respeto ambiental.

Impacto social y cultural

Más allá de su apariencia escultórica, el Iceberg tuvo un efecto transformador en el desarrollo del barrio portuario. Fue el primer gran edificio que marcó la pauta para los proyectos posteriores. La mezcla de viviendas en venta y en alquiler, junto con diferentes tamaños y precios, favoreció una comunidad diversa y dinámica. De este modo, el edificio contribuyó a crear una auténtica vida de barrio junto al mar.

Experiencia y visita

Quienes recorren Aarhus pueden acercarse al paseo marítimo donde se alza el Iceberg. Al atardecer, el sol tiñe de dorado sus fachadas y los balcones azules parecen flotar sobre el agua. Es un espectáculo que resume la armonía entre arquitectura y paisaje. Por otro lado, su entorno, repleto de cafés y espacios culturales, invita a descubrir cómo la ciudad ha reinventado su costa.

En suma, el Iceberg es mucho más que un conjunto de viviendas: representa la fusión entre arte, funcionalidad y visión urbana.

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