El desierto más antiguo del mundo se consolida como destino estrella para quienes buscan una experiencia auténtica, bajo las estrellas y entre dunas gigantes.
Namibia se ha convertido en uno de los destinos más cotizados para el turismo de aventura en África. Lejos de los hoteles convencionales y los circuitos turísticos tradicionales, el país africano ofrece una alternativa mágica: acampar en el desierto del Namib, un océano de arena rojiza que se extiende a lo largo de la costa atlántica y alberga algunos de los paisajes más sobrecogedores del planeta. En los últimos años, la tendencia de alojarse en tiendas de campaña, tanto rústicas como de lujo, ha ganado fuerza entre viajeros que buscan conexión con la naturaleza, sostenibilidad y una experiencia inmersiva.
El encanto de acampar en el Namib
Dormir en una tienda bajo un cielo estrellado en una de las zonas menos contaminadas lumínicamente del mundo es, para muchos, razón suficiente para visitar Namibia. Pero el turismo en tiendas de campaña en el Namib no se limita a una experiencia estética: es también una forma de adentrarse en la vida salvaje, en la historia geológica del planeta y en las culturas locales.
Las opciones de alojamiento varían desde campamentos comunitarios y zonas de acampada libre con mínimos servicios hasta “glampings” (campings de lujo) como los de Zannier Hotels Sonop, que ofrecen camas con dosel, baño privado, cenas gourmet y paseos en globo aerostático.
Sossusvlei, el epicentro del campamento desértico
Uno de los lugares más emblemáticos para este tipo de turismo es Sossusvlei, una cuenca de sal rodeada de dunas colosales, entre las que destacan Big Daddy y Duna 45. Los campamentos cercanos, como Sesriem Campsite, permiten el ingreso temprano al parque, lo que facilita ver el amanecer teñir de rojo las dunas.
Aquí, viajeros de todo el mundo conviven entre sí, comparten fogatas y disfrutan de la fauna local: oryx, chacales, avestruces y escarabajos adaptados a la vida extrema del desierto.
Turismo sostenible y economía local
El auge del turismo en tiendas de campaña no solo responde a una moda; también está alineado con los principios del turismo sostenible. La mayoría de los campamentos promueven el uso responsable del agua, la generación de energía solar, y la interacción respetuosa con el entorno natural. Además, muchos están gestionados por comunidades locales, lo que garantiza que los ingresos del turismo beneficien directamente a poblaciones rurales.
La red de campamentos en Namibia se ha convertido, además, en un motor de desarrollo económico. Iniciativas como “Namib Desert Camping2Go” ofrecen a los viajeros confort básico con impacto ambiental mínimo, y generan empleo para guías, cocineros y trabajadores de mantenimiento.

Retos y perspectivas
Aunque el turismo de campamento en el Namib sigue creciendo, enfrenta retos importantes: la preservación de ecosistemas frágiles, la regulación del acceso para evitar la masificación, y la educación del turista en prácticas responsables.
El gobierno de Namibia, junto a operadores privados y ONGs ambientales, trabaja en políticas que garanticen la preservación del desierto mientras se mantiene la apertura al turismo.
Un viaje que transforma
Quienes acampan en el desierto del Namib coinciden en que no se trata solo de unas vacaciones, sino de una experiencia transformadora. Sin conexión a internet, sin electricidad continua y lejos del ruido urbano, el visitante se ve obligado a reconectar con el silencio, el cielo y su propio ritmo vital.
En palabras de Simone Dupont, viajera francesa que pasó una semana acampando en el parque Namib-Naukluft: “Nunca había sentido tanta pequeñez ni tanta paz. Dormir entre dunas, escuchar solo el viento y ver cómo el sol pinta el paisaje… eso no se olvida jamás”.