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Bottega Veneta y la belleza imperfecta

POR REDACCIÓN

Renacer en lo irregular: una nueva narrativa del lujo

El lujo está redefiniéndose en clave poética. La gran protagonista de esta metamorfosis silenciosa: la perla barroca teñida, una joya irregular, luminosa e imperfecta que resume como pocas la tensión actual entre lo orgánico y lo sublime.

La colección Primavera/Verano 2025 de Bottega Veneta ha colocado estas perlas en el centro del universo joyero. Y no se trata de cualquier perla: son piezas nacidas de la disonancia natural, teñidas artesanalmente en tonos jade, lavanda y rosa polvo. En su superficie, brilla una nueva noción de sofisticación: más íntima, más consciente, profundamente emocional.

“Estas perlas no buscan perfección, buscan verdad. Son esculturas nacidas del azar, del tiempo, del agua”, explica Lucrezia Benedetti, directora creativa de joyería para Bottega Veneta.

Rana Pearls: cuando la fantasía se vuelve objeto

Una de las piezas más deseadas de la temporada es el collar Rana Pearls Necklace. Hecho en plata bañada en oro de 18 quilates, el diseño presenta perlas teñidas en verde menta combinadas con una pequeña rana esmaltada en tono aguacate. El resultado: una joya lúdica y atemporal, que roza el arte objetual.

No es casual: Bottega Veneta ha recurrido a talleres italianos que trabajan con métodos ancestrales de tintura marina, logrando una gama cromática que no solo respeta la forma de cada perla, sino que amplifica su identidad.

Cada collar es ligeramente distinto al anterior. No hay dos iguales. Y eso es parte de su encanto. En tiempos de algoritmos y replicación infinita, la singularidad se ha convertido en la verdadera forma de exclusividad.

De Venecia al mundo: una joya con herencia y futuro

Las perlas teñidas de Bottega dialogan con una larga tradición veneciana: la mezcla entre savoir-faire renacentista y experimentación contemporánea. Desde Murano hasta Vicenza, la marca ha tejido vínculos con artesanos que hoy firman un renacer del lujo italiano.

“Es una joya que no grita. Que habla bajito. Pero quien la lleva sabe que está portando historia, mar, tiempo y arte”, añade Benedetti.

Este tipo de piezas ha capturado el ojo de coleccionistas y editores de moda. Las hemos visto en las alfombras rojas de Cannes, en editoriales de Numéro, Vogue Italia y Dazed, y en influencers que se alejan del logo para apostar por joyería de autor.

Imperfección como manifiesto

¿Por qué son tan magnéticas estas perlas? Porque rompen con la idea clásica de simetría y pureza. Frente al diamante tallado o la perla redonda perfecta, la barroca —por definición— celebra la imperfección bella. Es una joya que narra. Que recuerda que cada persona es única. Que el lujo, al fin y al cabo, no está en el precio, sino en lo irrepetible.

Su color no es neutro. Es audaz. Es verde vibrante. Es rosa pálido. Es azul profundo como una noche en la costa amalfitana. Esa paleta forma parte de una estética emocional donde la joya no solo embellece, sino que habla de quiénes somos y de lo que queremos proteger.

Lujo con alma (y futuro)

El auge de este tipo de accesorios refleja una tendencia mayor: el “quiet power” del lujo sensible y artesanal. Atrás queda el exceso llamativo. Hoy, las nuevas consumidoras buscan significado, trazabilidad, belleza con ética y narrativa.

Bottega Veneta ha entendido este movimiento como pocas marcas. Lejos de competir por protagonismo visual, estas joyas buscan conectar con memorias, valores, raíces. Son objetos que sobreviven a la temporada y que acompañan, como un poema portátil.

Para quienes buscan una joya que no se repita, que no necesite logo, que no demande atención para ser inolvidable, el collar de perlas teñidas de Bottega Veneta es una declaración estética y emocional.

Es, quizá, la joya de esta década: una que no se define por el oro, sino por algo más profundo. Por su historia. Por su alma. Por lo que sus curvas irregulares cuentan, silenciosamente, sobre el nuevo rostro del lujo.

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